Cristaliterario es un blog donde compartiré mis obras literarias tanto éditas como inéditas. También compartiré investigación literaria realizada durante mis estudios de grado y posgrado.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Cuento "Sólo un grito" publicado en "Despierta el silencio", Bs.As,CIEN, 2004.

Sólo un grito


   Caminaba plácidamente por la otoñal vereda, pensando sólo en la actividad siguiente, cuando golpeó mis oídos y mis sentidos un frío grito desgarrador.
Supe que era de ella. Un blanco clamor que sólo podía provenir de su garganta, porque nunca nadie reflejó como ella la angustia en sus palabras. Ninguna como ella era capaz de alterar al más tranquilo con su singular timbre de voz.
    Permanecí unos segundos estática, como herida por un invisible rayo, pero enseguida comprendí que era yo la única capaz de socorrerla.
  No había escuchado otros sonidos, y sin embargo, despertó en mí el recuerdo de nuestra última conversación: su marido  le provocaba un oscuro terror. Se sentía atrapada, completamente a su merced. Usualmente, era muy difícil comprenderla, y del mismo modo que si hablara un idioma extranjero, que el interlocutor no domine totalmente, no se terminaba de captar el significado e intención final del contenido de su expresión.
Pero en aquella tarde del postrero diálogo había sido clara. Él poseía un revólver de la época en que trabajaba como policía, hacía ya quince años. La amenazaba mediante advenedizas sentencias, aprendidas en alguna sesión de tortura.”Nadie debe jugar con quien sabe manejar armas, porque si es necesario...” Ella, extranjera de su hogar, nunca se había atrevido a preguntarle el motivo de tan sombría conminación.
    Ya subía al ascensor del departamento, cuando sentí correr a alguien por las escaleras. Llegué al séptimo piso y quise irme al ver la puerta entreabierta y el enrojecido parqué. Controlándome entré en el departamento, y la vi inconsciente con un río rojo sobre su espalda.
    Ya no pudo caminar, y el profundo abismo de su interior se selló para siempre. Quise convencerla de denunciarlo, pero ella me persuadió de hacerlo por miedo a una certera represalia. Él desapareció, y la gris sociedad nunca vio de ella el traslúcido mar profanado de sus ojos celestes.
________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario